Fotografía, Inspiración

Capacidad de asombro

Todos los días nos enteramos de noticias malas, tristes o llenas de sensacionalismo morboso para vender más publicidad.

Nos acostumbramos a que todos los días pase lo mismo: a estar metidos en la misma inercia de la supervivencia emocional de encontrar refugio y escudo ante la incertidumbre de lo que puede pasar en nuestro microcosmos o en el mundo entero, que está pendiendo ante los hilos de una posible guerra a mayor escala o en menor proporción en las ondas expansivas de una economía que amenaza con vaciar de nuevo nuestros bolsillos.

Estamos ensimismados en un estado mental que a diario se asombra de lo malo pero que paradójicamente ha perdido la capacidad de asombro de lo bueno.

Y es que la naturaleza no para, no se detiene a neurotizar y a razonar, simplemente es. Está ahí, fluyendo con los ciclos naturales, siendo lo que es sin pretender nada, sin convencerse de nada.

Ya no observamos ni disfrutamos. No detenemos la carrera de vivir para inhalar y absorber el presente. Y mientras tanto, todo sigue moviéndose. No participamos en los milagros de la naturaleza, ya ni siquiera somos espectadores, somos simples adornos.

Debemos de entender que si no nos ha sorprendido nada en el día, es como si éste nunca hubiera pasado. 

Me permito compartirles una breve secuencia de fotos de una biznaga, que año tras año me regala flores hermosas al acabar el invierno. Cada marzo, me recuerda que es tiempo de renovación, de iniciación y de observación.

Esta biznaga da unas flores que no se pueden cortar pues morirían de inmediato. No las puedo poner en un florero o regalar. Simplemente son lo que son, dispuestas a ser observadas y disfrutadas a pesar de que en pocos días se secarán. 

Tuvo que pasar un año para poder presenciar un fenómeno milagroso que dura apenas unos días, pero vale la pena llevarse esa fragancia de vida al alma y enriquecerla. 

Porque un día me pude sorprender, y ese día de sorpresa me recordó que el único lugar es aquí y que el mejor momento es ahora.

Gracias a los milagros cotidianos por ser un bálsamo para la vida diaria.

MD

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Imágenes

Michel Duhart.

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