Basura en la selva
“Máquinas infernales que rugen con un tufo a diesel destruyen máquinas naturales que regalan oxígeno y agua a la humanidad”.
La Selva Maya en sus diferentes vertientes es un paraíso natural en plena Península de Yucatán. Un remanso de paz verde pervertido por el ser humano que pretende convertir sus rincones en un basurero a cielo abierto donde los residuos de polos de desarrollo y un tren sin planeación amenazan a una de las zonas más biodiversas del planeta.
La escena podría ser dantesca como ya se ve en zonas de Cancún, Playa del Carmen y Tulúm. Miles de toneladas de residuos plásticos y aguas sin tratar que entran en el acuífero más importante de México.
No cuesta mucho imaginar el impacto que derrames, accidentes o la simple falta de cultura cívica va a generar el proyecto en la zona. La basura genera filtración a través de líquidos a la tierra y por ende al agua, causando una contaminación bastante compleja porque hay cultivo de bacterias que generan enfermedades tanto a la flora, como a la fauna y a los humanos.
Platicando con científicos, comentan que la contaminación del ecosistema es comparable a las enfermedades que portaban los europeos cuando llegaron a América y detalla que “el papel higiénico y la materia fecal mal manejada genera e.coli, salmonella y estafilococos, además de una gran cantidad de hongos y bacterias que van a enfermar la tierra“. Todo ello, en un lugar como la selva Maya que es un pulmón natural para el planeta y una de las zonas más importantes en biodiversidad.
Sin embargo, la comunidad científica señala que aunque la situación es de emergencia, todavía hay tiempo de parar el ecocidio que amenaza la zona, para lo cual es necesario “detener los proyectos depredadores, analizar el construir plantas “para los residuos que se produzcan en los municipios y que además llegan de todo el planeta por las corrientes marinas” y hacer un trabajo de sensibilización con turistas y habitantes.
Imágenes y video
Michel Duhart.