Escenario, Viajes y Aventura

Viajes y experiencias, una inversión con retornos extraordinarios. Visitar las Auroras Boreales.

El vivir la experiencia de la Aurora Boreal no solamente implica el observar una franja verde sobre el cielo, sino que literalmente hay que cazarla y esperarla.

Esta aventura empieza en la convivencia. Los grupos que van a planicies del Yukón alejadas de la ciudad -para evitar las luces nocturnas- vienen de todo el mundo y curiosamente hay, como siempre, muchos mexicanos. La aventura es desde estar en una cabaña, tomar chocolate, galletas, y ya los más aventados, nos echamos un mezcal. Es un momento para platicar alrededor de la fogata y esperar indicaciones del fotógrafo líder o del guía.

La Aurora boreal es celosa y caprichosa, no aparece porque sí, depende mucho de que varios factores, desde magnéticos en la atmósfera, hasta el clima, se pongan de acuerdo y que el sol nos mande la suficiente energía para que los fotones se presenten.

Tienes que estar varias noches al pendiente, no todas son exitosas, a veces ninguna. Por lo que precisamente el momento en el que se logra apreciar la Aurora genera una explosión de endorfinas en el cerebro: alegría, asombro, bienestar, incredulidad, excitación.

Cazar la Aurora Boreal es una experiencia que se tendría que perseguir al menos una vez en la vida porque marca. Porque te recuerda que somos ínfimos en el universo pero a la vez somos una obra magnífica, porque, sin importar la religión que profeses, esta experiencia te aterriza en la espiritualidad. Y aunque es un fenómeno físico perfectamente documentado por la ciencia no deja de ser mágico, místico o divino, porque nos hace recordar que somos humanos y estamos vivos en un planeta vivo dentro de un universo cambiante.

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Imágenes

Michel Duhart.

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